Dan las ocho en punto y el colegiado señala el inicio del encuentro. El Madrid sale con un buen once con sorpresas, como la de Nacho en el lateral izquierdo. Mou confía en el canterano y decide sacarle de inicio. La joven promesa, cuya posición natural se centra en el eje de la zaga, sirve de comodín y Mou lo sabe. Lo sabe y no lo desaprovecha. Nacho es uno de esos jugadores que gusta tener en el equipo, no sólo por su fútbol sino también por su compromiso. El entrenador luso se lo llevó en la pretemporada a EEUU y ahora le da minutos. Muchos se quejan porque el mister no tira de cantera, pero aunque a veces a mí también me gustaría que mirara más lo que tiene en casa, confío en él, y sé que tira cuando ha de tirar, cuando los chavales están preparados. Tener sitio en el primer equipo no es fácil, y menos cuando tienes a estrellas como Casillas, Ramos, Cristiano, Özil o Benzema por delante.
A pesar de parecer un partido más asequible que el de la jornada anterior ante el Atleti (sin quitarle méritos a los pucelanos, por supuesto), el Valladolid no lo pone nada fácil. Es más, aunque llegan dos tiros directos por parte del conjunto blanco, los vallisoletanos, en una oportunidad de oro a balón parado, nos marcan el primero, algo que cae como un jarro de agua fría en el conjunto de Mou. Otra vez, y ya he perdido la cuenta de cuántas van, nos comemos un gol a balón parado, proveniente de un corner. Este gol, lejos de ser una obra magistral del rival, es mitad acierto suyo, mitad fallo nuestro. Nuestra defensa estaba a por uvas, y esos errores se pagan.
Pero el Madrid no da tiempo a lamentos y cinco minutos más tarde, ya en el 12, Benzema iguala el encuentro. Golazo del francés que devuelve a los blancos al encuentro y da un respiro a la afición merengue. En mi opinión, el Madrid sigue dormido. Este no es el equipo que se iba de unos y otros, dando igual la camiseta que vistiera. Este no es el Madrid que le ganó los títulos al Barça, ni el Madrid que empequeñeció a un Atleti que está volviendo a lo más alto de la mano del Cholo Simeone. No. Este es el Madrid sufridor, el Madrid que le toca remontar, el Madrid que te da un infarto. Y aunque pueda parecer masoca, aunque en ese momento maldiga mi suerte, cuando acaba el partido y veo que el equipo lo ha intentado, se ha dejado los huevos y ha hecho todo lo posible, puedo decir con orgullo cuánto me gusta mi Madrid sufridor, mi Madrid valiente.
Parece que todo va camino del empate cuando, en una jugada calcada, otro balón parado, y otra vez Manucho hace el segundo gol pucelano. Otra vez. Otra vez misma jugada, mismo jugador, mismo error, mismo resultado. Mou, hay que ensayar la defensa en los saques de esquina.
El estadio, la afición y Valladolid entera ruge, y no es para menos. La temporada pasada volvieron a primera, y esta le están ganando al Madrid de los records, al Madrid imbatible, al Madrid histórico. Pero como siempre os digo, no deis nunca a los blancos por muertos.
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Cuando se acercaba el descanso, y creyendo los blanquivioletas que se irían con el marcador a favor, llega Özil, el mago alemán, y tras una genialidad de Karim recibe el pase del francés y marca un golazo que devuelve al Madrid, otra vez, al encuentro, y baja de las nubes a los pucelanos, que ven cómo su sueño de ganar al más grande se torna cada vez más complicado.
El colegiado pita el descanso con 2-2 en el marcador. Ambos equipos han tenido ocasiones, especialmente los blancos de la mano de Cristiano Ronaldo y Benzema sobretodo, donde el portero rival Dani Hernández, ha evitado una remontada épica y una posible goleada. Si no hubiera sido por él, el Madrid ya llevaría 4 goles.
El partido está entretenido, sin excesivas faltas, sin teatro, sin cuentos. Aquí sólo hay fútbol. Por fin un equipo le echa huevos de manera limpia. Espero que ante otros hagan lo mismo. Sólo así se puede dejar de decir que es una Liga de mierda.
La segunda parte es un poco más de lo mismo. Casillas salva alguna importante, Dani Hernández vuelve a sacar fuera balones de Di María y otros jugadores blancos, y ambos conjuntos tienen ocasiones. Pero Mou decide arriesgar. Quiere ganar y eso se nota. Y así quita a Nacho por Di María, lo que hace que Callejón pase de extremo derecho a lateral izquierdo y más tarde Arbeloa por Luka Modric. Mou experimenta con los jugadores que tiene, y esta vez, como casi siempre, le sale bien. Callejón responde en ambas posiciones, algo que es digno de admirar en cualquier jugador. Nunca se queja, siempre lo da todo. Desde luego, muchos deberían tomar nota de él, especialmente los que han pasado por el club, no se han quedado y encima echan pestes de él. No todos tienen cabida en el Real Madrid, y cuanto antes aceptemos eso, mejor nos irá.
Finalmente, en el minuto 71 el mago Mesut lanza un tiro libre al ángulo que va a parar directo al fondo de la red. Ramos, como presagio de lo que se avecinaba, lo celebra segundos antes de que entre. Sin duda es un tiro limpio precioso que nos deja todo un golazo, y no sólo eso, Özil hace que nos llevemos los tres puntos a casa y una remontada muy dulce, puesto que el rival lo puso muy difícil pero con juego limpio y sin malas artes. El tramo final del encuentro transcurre sin muchos incidentes, saliendo Varane por Benzema y sin sobresaltos para ninguno de los dos equipos.
Ahora, a pensar en el próximo partido de Copa del Rey. Hay que seguir sumando y no dar nada por perdido antes de acabar. Y a las ratas asquerosas que vuelven a subirse al barco y que aplauden a Mou tras esta victoria, deciros que ya os estáis largando, que si el Madrid no hubiera ganado el sábado, pediriais la cabeza de Mou por haber arriesgado, y si no hubiera arriesgado ni hubiera ganado, os quejariais porque no se arriesga, y si le da minutos a los canteranos, es que jolín que no dan la talla, y si no se los da, es que jolín que no cuenta con la cantera. Queridos piperos veletas fuma puros aplaude rivales silba jugadores, os podéis ir tranquila y alegremente a pastar por donde habéis venido, que gentuza como vosotros nos sobran.
A los demás, vamos a seguir animando, porque somos uno, somos Real Madrid, somos LEYENDA, y eso es sinónimo de no rendirnos nunca.
¡HASTA EL FINAL VAMOS REAL!
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